Comenzó la travesía para llegar al ombligo del Popocatépetl, los choferes de las camionetas libraron como pudieron un camino lleno de piedras, el cual se complicó debido a la lluvia del día anterior.
Así, después de dos horas todos descendieron de los vehículos en un punto denominado "La Escondida", donde hombres de la tercera edad, hasta pequeños de dos años en brazos de sus padres emprendieron la caminata para llegar al lugar en el que se realiza el rito, el cual estuvo a cargo de Antonio Analco, quien es el tiempero por herencia de su padre y de su abuelo.
Primero, atravesar el bosque es lo más extenuante, por lo que se recomienda llevar el mínimo de carga posible, así como abrigarse bien. Después un camino de ceniza, que pareciera ser arena negra da la bienvenida a los visitantes, en ese lugar ya se aprecian pedazos de roca porosa, que son las que expulsa el volcán.
Finalmente, el cruzar unos pastizales indica que se está a menos de dos kilómetros de llegar al lugar donde se efectuarán los rezos. Hay que librar más piedras y más ceniza que pareciera que al dar un paso se retroceden dos.
El ombligo de Don Goyo se encuentra a un kilómetro de distancia de su cráter, y es en ese lugar donde están tres cruces enterradas, mismas que simbolizan los cuatro puntos cardinales.
Entre veladoras, frutas, mole, tequila, cerveza, comenzaron los rezos a Don Goyo, pidiéndole que llegue la lluvia sin granizo por el bien de su cosecha. Después la banda comenzaba a tocar una pieza para seguir posteriormente con la hilera de rezos.
Con casi 40 minutos de rezos se dejaron oír los aplausos para el volcán, quien es llamado afectuosamente por los lugareños como Gregorio Chino Popocatépetl, a su esposa Rosita quien es Iztaccíhuatl, a Santiago Apóstol, a la Santa Cruz y al Sacro Monte.