Como desde hace más de 100 años, los habitantes del pueblo de Santiago Xalitzintla revivieron la tradición de obsequiar una ofrenda al volcán Popocatépetl, a “Don Goyo” como ellos le dicen de cariño.
Nuestro recorrido comenzó a las 5 de la mañana partiendo de Puebla, para llegar a Xalitzintla, sin embargo, por cuestiones de pasar a “echarle gasolina a los coches y comparar algunos refrigerios al OXXO”, cuando llegamos al municipio los habitantes ya habían emprendido su camino.
Y a la suerte de Dios, Guasco, Hilda, Rodolfo y yo emprendimos nuestro camino rumbo al ombligo del volcán. Tras recorrer casi 2 horas de zona boscosa llegamos a una conclusión “por aquí no es, ya nos perdimos”, pero Dios y Don Goyo estaban de nuestro lado, y en medio del bosque paso un señor en su camioneta; ¿“jefe para subir al volcán para dónde?, y después de vernos como si fuéramos de otro planeta, contesto: ahí donde está la casita no, en la otra casita, ahí derecho, a bueno así más claro ni el agua” y vamos de retacho.
Pero como les dije Dios y el volcán estaban de nuestro lado, y de repente apareció la camioneta del “Sol de puebla” y como si fuéramos náufragos encontrados en alta mar nos brillaron los ojos, “¿qué paso, donde es? dijo Don Abraham que llevaba a Bibiana y a Norma, también estaban perdidos ¡no pues es del otro lado!, dijimos, así que dimos vuelta a los vehículos y emprendimos el camino correcto.
Luego de dejar los coches aparcados, comenzamos la subida al volcán ya en camioneta,1 hora y media más de recorrido, hasta que llegamos a donde se encontraban los camiones de redilas de los pobladores, ahí comenzamos nuestro recorrido a pie.
Y a subir, comenzamos en la zona boscosa, ahí veníamos los 7 Guasco, Hilda, Rodolfo, Don Abraham, Bibiana, Norma y yo, jadeando de respirar aire puro del que no estamos acostumbrados y arrepintiéndonos de las memelas, refrescos, cerveza, cigarros y otras substancias y alimentos que han hecho que nuestra condición física se vea mermada.
Pero logramos atravesar la zona boscosa; llegamos a los arenales y el volcán ¡MAJESTUOSO! en lo personal le pedí permiso para subir, porque hasta para meterse al mar hay que pedirle permiso por respeto.
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FOTOGALERÍA: Carlos Seoane